07 octubre, 2016

Carta de lectores publicada por Jorge Cohen, en el diario La Nación

Blanquear o no

La sanción de la ley de sinceramiento fiscal ha abierto algunas situaciones de incertidumbre y hasta de verdadera angustia. Será un antes y un después en nuestras vidas y en nuestra sociedad, no sólo en lo económico, sino muy especialmente en lo cultural. Los especialistas tributarios, por lo general, asesoran y recomiendan a sus clientes que se incorporen al blanqueo, más allá del costo, por los riesgos de no hacerlo, y eventualmente poder ser descubiertos (o denunciados) en un mundo cada vez más transparente e interconectado. Otra mirada deben tener los psicólogos al aconsejar a sus pacientes, ya que corren ciertos riesgos, no solamente con la AFIP, al sacar a la luz situaciones delicadas con antiguos cónyuges o con hijos de diferentes matrimonios y, en algunos casos, hasta con socios presentes y pasados.
Este tsunami nos hará reflexionar fundamentalmente sobre dos cosas. En primer lugar, en la mayoría de los casos, los ahorros hasta ahora no declarados cumplían la función de cobertura de riesgo de tipo político, para evitar ser alcanzados por medidas como algunas de las tomadas en el pasado reciente de nuestro país. Toda vez que al adherir a los beneficios que nos otorga la ley esa cobertura de riesgo político tiende a desaparecer -ya que se pasa al circuito blanco- se convierte en imperativo no ser nunca más meros espectadores de los avatares políticos. Por ende, debemos comenzar a participar activamente para colaborar con las instituciones de la república y la democracia que supimos conseguir, y así evitar que cualquier populismo pueda eventualmente utilizar algún día los resultados de esta situación en beneficio de quién sabe quién...
En segundo lugar, a través del sinceramiento familiar, se nos da la oportunidad de que de ahora en más seamos mucho más honestos y transparentes entre nosotros y con nuestro entorno.
Jorge Cohen

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